Cuando nos disponemos a comprar una vivienda, es nuestra responsabilidad como compradores saber diferenciar bien tanto al promotor como al constructor. La compra de una casa es un proyecto vital en el que muchas personas invierten la mayor parte de su vida, ya sea ahorrando para la entrada o pagarla al contado, o bien pagando las cuotas correspondientes a la hipoteca que hayamos contratado.
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El hecho de saber diferenciar bien entre estas dos figuras tan importantes en el sector inmobiliario te permitirá tener un mayor conocimiento.
Además, si surge algún tipo de inconveniente, sabrás a cuál de las dos partes reclamar si aparecen defectos o inconvenientes durante el proceso de construcción del inmueble, así como qué tipo de coberturas tienes a la hora de reclamar.
En términos generales, cualquier tipo de reclamación debe ser atendida por el promotor, que se considera el principal responsable del proyecto.
¿Cómo podemos definir a una promotora y una constructora?
El objetivo principal de este artículo es establecer con claridad las diferencias entre los roles que llevan a cabo cada una de estas partes. A continuación, vamos a arrojar algo de luz sobre este aspecto.
Es habitual que estos términos causen confusión, puesto que sus roles están totalmente implicados en todo el ciclo de vida del proyecto. Además, en muchas ocasiones ambas partes pertenecen a la misma empresa, pero lo normal es que se trate de empresas diferentes.
El primer aspecto a tener en cuenta es que la empresa que lleva a cabo la promoción de un inmueble no es necesariamente quien esté a cargo del proceso de construcción del mismo. De esa parte del proceso se encarga la empresa constructora.
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El encargado del proyecto tiene la responsabilidad de explicar a sus clientes este aspecto, para que el comprador cuente con toda la información posible antes de iniciar con el proyecto.
De este modo y ante cualquier contratiempo, el cliente podrá saber a quién debe dirigirse y qué parte de responsabilidad tiene cada uno de ellos.
¿Qué son las promotoras?
Las promotoras son empresas que se encargan, como su propio nombre indica, de tener la iniciativa para promover proyectos de construcción de inmuebles para venderlos posteriormente.
Están consideradas como uno de los principales agentes dentro del sector de la construcción ya que su papel es fundamental. Entre sus competencias están la de fijar las directrices, planificar y financiar la construcción de un inmueble, para posteriormente ponerlo a la venta.
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Los términos promotora y constructora se suelen confundir debido a que existen empresas que pueden desarrollar todas las fases de un proyecto inmobiliario, como la adquisición del solar, la construcción del inmueble y su posterior comercialización.
¿Qué son las constructoras?
Las empresas constructoras se encargan de construir los inmuebles sobre un solar. La constructora tiene un rol principal en la ejecución de los proyectos relacionados con el sector inmobiliario, pues son los encargados de llevar a cabo la obra.
Poseen la infraestructura, el personal y el conocimiento para llevar a cabo cualquier tipo de edificación. Además, poseen conocimiento sobre el mercado y pueden predecir si un terreno es atractivo y qué tipo de edificación va a ser atractiva para la venta.
Una vez que la construcción del proyecto ha finalizado, es habitual que la constructora entregue el inmueble a una promotora para que se encargue de su venta. Sin embargo, como comentamos anteriormente, en ocasiones la propia constructora tiene su propia división de promoción y se encarga de todo el proceso.
¿Cuáles son las diferencias entre una promotora y una constructora?
A continuación vamos a responder a la pregunta objeto de este artículo, y es que es muy habitual confundir el papel de estos agentes tan importantes en el sector inmobiliario.
Esto en parte es comprensible, ya que en ocasiones tanto la promotora como la constructora cuentan con sus propias ramificaciones para llevar a cabo otras etapas del ciclo inmobiliario. Lo habitual es que las promotoras posean el suelo a edificar, o bien sean las encargadas de encontrar el terreno y comprarlo.
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En el inicio del proyecto, independientemente de sus características, la primera acción que lleva a cabo la promotora es contratar a un estudio de arquitectura o bien a un arquitecto independiente que dé forma y modifique el proyecto las veces que sea necesario hasta que se ajuste al gusto de la promotora.
A continuación, debe hacerse cargo de tener al día todos los permisos y licencias necesarias para que se ajuste a la normativa que exijan las autoridades locales, así como los planes de desarrollo.
En una segunda etapa, la empresa encargada de la promoción del inmueble tiene la responsabilidad de buscar la empresa que se encargará de la construcción. La constructora es quién posee la capacidad, el personal, y los conocimientos necesarios para llevar a cabo la construcción.
Llegados a este punto, es responsabilidad de la empresa constructora que el inmueble se construya de forma adecuada y acorde a las especificaciones de los arquitectos y el aparejador.
A grandes rasgos, la promotora sólo necesita dinero, ya sea propio, procedente de inversores o de bancos que financien el proyecto. Y por lo tanto va a depender de los conocimientos técnicos que aporte la empresa constructora.
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En el momento en que la empresa constructora haya finalizado la obra y proceda con la entrega del inmueble es responsabilidad del promotor llevar a cabo la entrega del inmueble al comprador.
Por último, debemos señalar que una práctica muy habitual en este sector es que las empresas promotoras y las empresas de construcción formen asociaciones o incluso constituyan una nueva empresa para desarrollar el proyecto. De esta forma toda la operación fluye de forma más eficaz ya que las partes están en sintonía desde el principio.
